jueves, 13 de septiembre de 2007

El camino que no tomé

DOS caminos se bifurcaban en un bosque amarillo,

Y apenado yo por no poder ambos recorrer

Y fundirme en un solo viajero, largo rato me quedé parado

Mirando a uno de los dos tan lejos como pude

Hasta que una curva hizo que se perdiera en la espesura;

Entonces me decidí por el otro, que me pareció mejor,

Y porque quizás llamaba más mi atención,

O porque la hierba era espesa y ávido de uso se lo veía;

Sin embargo a pesar de eso, el tránsito

Los había desgastado por igual,

Y ambos aquella mañana permanecían ahí

Sin revelar negras pisadas en las hojas.

¡Ah, reservé el primero para otro día!

Con todo sabiendo cómo una cosa lleva a la otra,

Dudé si hubiese debido regresar alguna vez.

Diré esto con un suspiro de alivio

En alguna parte, después de mucho, mucho tiempo:

Dos caminos se bifurcaban en un bosque, y yo,

Yo tomé el menos transitado,

Y ése ha hecho toda la diferencia.

Robert Frost

versión argentina MG

martes, 11 de septiembre de 2007

¿Existe un terrorismo... justificado?


Estados Unidos
11/9/2001
2973 muertos
Hecho atribuido a Al-Qaeda









Argentina
1/8/1978
3 muertos
Hecho atribuido a Montoneros








JACTANCIA

Hay quienes se jactan

De que su muerto

Es más importante

Yo sólo veo un hombre muerto

Hay quienes le cambian la mortaja

Y lo visten con la tela

Del martirio

Yo sólo veo un hombre muerto

No veo bandos

No veo un museo de virtudes

Ni siquiera veo un norte

Sólo veo un hombre muerto

Aquellos quienes se jactan

De que su muerto

Es más importante

No entienden

Que al sacrificar un solo hombre

Toda la humanidad superior

Se entristece

Yo sigo viendo un hombre muerto

Y a veces, sueño que me perdona



© Mario Gallo

Del libro inédito Poemas Larvarios

miércoles, 5 de septiembre de 2007

All Novelty is but Oblivion (Toda novedad no es más que olvido)


Una Modesta Proposición para prevenir que los hijos de los pobres de Irlanda sean una carga para sus padres o el país, y hacerlos útiles al público. (extracto)

Jonathan Swift, 1729

Causa suma tristeza a quienes pasean por esta gran ciudad o viajan por el campo, ver las calles, los caminos y las puertas de las cabañas atestados de mendigos del sexo femenino, seguidos de tres, cuatro o seis niños, todos en harapos e importunando a cada viajero por una limosna. Esas madres, en vez de hallarse en condiciones de trabajar para ganarse la vida honestamente, se ven obligadas a perder su tiempo en la vagancia, mendigando el sustento de sus desvalidos infantes: quienes, apenas crecen, se hacen ladrones por falta de trabajo, o abandonan su querido país natal para luchar por el Pretendiente en España, o se venden a sí mismos en las Barbados.

Creo que todos los partidos están de acuerdo en que este número prodigioso de niños en los brazos, sobre las espaldas, o a los talones de sus madres, y frecuentemente de sus padres, resulta en el deplorable estado actual del Reino un perjuicio adicional muy grande; y por lo tanto, quienquiera que encontrase un método razonable, económico y fácil para hacer de ellos miembros cabales y útiles del estado, merecería tanto agradecimiento del público como para tener instalada su estatua como protector de la Nación.

Pero mi intención está muy lejos de limitarse a proveer solamente por los niños de los mendigos declarados: es de alcance mucho mayor y tendrá en cuenta el número total de infantes de cierta edad nacidos de padres que de hecho son tan poco capaces de mantenerlos como los que solicitan nuestra caridad en las calles.

Por mi parte, habiendo volcado mis pensamientos durante muchos años sobre este importante asunto, y sopesado equilibradamente los diversos planes de otros proyectistas, siempre los he encontrado groseramente equivocados en su cálculo. Es cierto que un niño recién nacido puede ser mantenido durante un año solar por la leche materna y poco alimento más; a lo sumo por un valor no mayor de dos chelines o su equivalente en mendrugos, que la madre puede conseguir ciertamente mediante su legítima ocupación de mendigar. Y es exactamente al año de edad que yo propongo que nos ocupemos de ellos de manera tal que en lugar de constituir una carga para sus padres o la parroquia, o de carecer de comida y vestido por el resto de sus vidas, contribuirán por el contrario a la alimentación, y en parte a la vestimenta, de muchos miles.

Hay además otra gran ventaja en mi plan, que evitará esos abortos voluntarios y esa práctica horrenda, ¡cielos!, ¡demasiado frecuente entre nosotros!, de mujeres que asesinan a sus hijos bastardos, sacrificando a los pobres bebés inocentes, no sé si más por evitar los gastos que la vergüenza, lo cual arrancaría las lágrimas y la piedad del pecho más salvaje e inhumano.

El número de almas en este reino se estima usualmente en un millón y medio, de estas calculo que puede haber aproximadamente doscientas mil parejas cuyas mujeres son fecundas; de ese número resto treinta mil parejas capaces de mantener a sus hijos, aunque entiendo que puede no haber tantas bajo las actuales angustias del reino; pero suponiéndolo así, quedarán ciento setenta mil parideras. Resto nuevamente cincuenta mil por las mujeres que abortan, o cuyos hijos mueren por accidente o enfermedad antes de cumplir el año. Quedan sólo ciento veinte mil hijos de padres pobres nacidos anualmente: la cuestión es entonces, cómo se educará y sostendrá a esta cantidad, lo cual, como ya he dicho, es completamente imposible, en el actual estado de cosas, mediante los métodos hasta ahora propuestos. Porque no podemos emplearlos ni en la artesanía ni en la agricultura; ni construimos casas (quiero decir en el campo) ni cultivamos la tierra: raramente pueden ganarse la vida mediante el robo antes de los seis años, excepto cuando están precozmente dotados, aunque confieso que aprenden los rudimentos mucho antes, época durante la cual sólo pueden considerarse aficionados, según me ha informado un caballero del condado de Cavan, quien me aseguró que nunca supo de más de uno o dos casos bajo la edad de seis, ni siquiera en una parte del reino tan renombrada por la más pronta competencia en ese arte.

Me aseguran nuestros comerciantes que un muchacho o muchacha no es mercancía vendible antes de los doce años; e incluso cuando llegan a esta edad no producirán más de tres libras o tres libras y media corona como máximo en la transacción; lo que ni siquiera puede compensar a los padres o al reino el gasto en nutrición y harapos, que habrá sido al menos de cuatro veces ese valor.

Propondré ahora por lo tanto humildemente mis propias reflexiones, que espero no se prestarán a la menor objeción.

Me ha asegurado un americano muy entendido que conozco en Londres, que un tierno niño sano y bien criado constituye al año de edad el alimento más delicioso, nutritivo y saludable, ya sea estofado, asado, al horno o hervido; y no dudo que servirá igualmente en un fricasé o un ragout.

Ofrezco por lo tanto humildemente a la consideración del público que de los ciento veinte mil niños ya calculados, veinte mil se reserven para la reproducción, de los cuales sólo una cuarta parte serán machos; lo que es más de lo que permitimos a las ovejas, las vacas y los puercos; y mi razón es que esos niños raramente son frutos del matrimonio, una circunstancia no muy estimada por nuestros salvajes, en consecuencia un macho será suficiente para servir a cuatro hembras. De manera que los cien mil restantes pueden, al año de edad, ser ofrecidos en venta a las personas de calidad y fortuna del reino; aconsejando siempre a las madres que los amamanten copiosamente durante el último mes, a fin de ponerlos regordetes y mantecosos para una buena mesa. Un niño llenará dos fuentes en una comida para los amigos; y cuando la familia cene sola, el cuarto delantero o trasero constituirá un plato razonable, y sazonado con un poco de pimienta o de sal después de hervirlo resultará muy bueno hasta el cuarto día, especialmente en invierno.

He calculado que como término medio un niño recién nacido pesará doce libras, y en un año solar, si es tolerablemente criado, alcanzará las veintiocho.

lunes, 3 de septiembre de 2007

THE RAVEN - EDGAR ALLAN POE

The Raven

from Tales Of Mystery & Imagination (1976) - Alan Parsons Project

Lead vocal: Alan Parsons, Leonard Whiting

The clock struck midnight
And through my sleeping
I heard a tapping at my door
I looked but nothing lay in the darkness
And so I turned inside once more
To my amazement
There stood a raven
Whose shadow hung above my door
Then through the silence
It spoke that one word
That I shall hear forever more
Nevermore
Thus quoth the raven, nevermore
And still the raven remains in my room
No matter how much I implore
No words can soothe him
No prayer remove him
And I must hear for evermore
Quoth the raven, nevermore
Thus quoth the raven
Nevermore

El Cuervo

El reloj marcó la medianoche
Y mientras dormía
Escuché un golpeteo en mi puerta
Miré pero nada distinguí en la oscuridad
Así que entré un vez más
Para mi asombro
Ahí estaba el cuervo
Cuya sombra colgaba sobre mi puerta
Entonces a través del silencio
Dijo esas palabras
Que escucharé por siempre
Nunca más
Así dijo el cuervo, nunca más
Y todavía el cuervo permanece en mi habitación
No importa cuánto implore
Ninguna palabra lo tranquiliza
Ninguna oración lo aleja
Y yo debo escuchar para siempre
Dijo el cuervo, nunca más
Así dijo el cuervo
Nunca más